La divergencia es el ángulo, positivo o negativo, que forma la rueda con el eje longitudinal del vehículo.
En los coches de radio control, el eje delantero debe siempre llevar una divergencia positiva, mientras que el trasero la lleva negativa. Hay muy poco que podamos hacer con el ajuste en el eje trasero, ya que normalmente hay que cambiar el C-Hub para cambiar el ángulo de convergencia… reservado sólo para aquellos con mucha sensibilidad en la conducción.
Para ajustar el comportamiento nominal del coche, lo que primero debemos buscar es el grado de divergencia en el eje delantero que nos permita mantener el coche en linea recta mientras aceleramos a fondo. Debes buscar un ajuste que consiga llevar el coche recto, sin que tu tengas que hacer correcciones, mientras aceleras.
Es más fácil ajustar la divergencia cuando tratas de ir reduciéndola en cada tanda de entrenos, así buscas la divergencia mínima… intentarlo a la inversa: buscando la divergencia máxima, desde un coche con un ángulo al inicio del entreno cero, es mucho más complicado.
Una vez logrado esto, debemos buscar un alto grado de respuesta a la entrada de las curvas (cuanta mayor la divergencia, mas ‘ligero’ y agresivo es el coche), justo cuando dejamos de dar gas y aún no hemos comenzado a frenar… en ese instante, debemos tener un control completo de la dirección.
Normalmente no habrá una diferencia muy grande entre el mejor ajuste para aceleración con el mejor ajuste para mantener la respuesta de la dirección en curva, es más un efecto psicológico, dependiendo de tu estilo de conducción querrás darle prioridad a uno o a otro.
La convergencia del eje trasero es menos importante, los ajustes de fábrica normalmente dan unos resultados homogéneos en cualquier pista. No obstante si la pista tiene aceleraciones muy fuertes y cortas, es posible que un grado extra de convergencia en el eje trasero te ayude.